Y cuando acabe el avance. Comenzara la verdad.
Donde la justicia y la injusticia se maneja bajo banales personas que creen tener poder, donde el poder es manejado por las personas que creen tener la consciencia suficiente de impartir justicia. El terco nació para hablarle al débil de que no debería de hacer algo. El listo para creer e intentar impartir su designio de acabar con los pecadores del amor y de la ética, sin hacer realmente nada, engañándose a si mismo y a otros de que van a conseguir cambiarlo. Todo ello sin entender de ante mano que si una sociedad esta en avance, no puede cambiar, debe terminar para así poder comenzar una nueva realidad. Ahora somos libres, podemos hacer aquello que queramos teniendo solo aveces el castigo que merecemos o simplemente pudiendo hacerlo siempre que queramos porque mismamente sabemos que cada ley, cada líder y cada lugar del mundo tiene agujeros, agujeros por los que cualquiera puede meter la mano, tergiversar, robar, mentir, destruir, cambiar en beneficio propio, cambiar para empeorar en general...etc. Tenemos un vacío, pero nos limitamos a parlotear, a quejarnos, a decir quien tiene y quien no tiene la culpa, nos obligamos a creer que si una moral es general, esa moral es la correcta, creemos que lo que esta mal estará mal y que lo que esta bien puede estar relativamente correcto. Tenemos un problema. Nos tenemos a nosotros y nosotros somos el conjunto del comienzo de un error que fue avanzando en pos de crear más errores y a su vez, terminar haciéndonos creer que las cosas se han hecho mal, luego se corrigieron, ahora están bien, pero volverán a estar mal. Somos tantos, y a la vez caen tan pocos en la verdad de lo que debemos hacer, y esos que saben lo que debemos hacer, no hacen nada. Ni somos nada, ni somos nadie.
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